Domingo IV de Adviento Ciclo C
Primera lectura
¿Qué hacemos nosotros?
Lectura del santo evangelio según
san Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué
hacemos?» Él contestó: «El que tenga dos
túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo
mismo.» Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le
preguntaron: «Maestro, ¿qué hacemos nosotros?» Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido.»
Unos militares le preguntaron: «¿Qué hacemos nosotros?» Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.» El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería pilca Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.» Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Unos militares le preguntaron: «¿Qué hacemos nosotros?» Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.» El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería pilca Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.» Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Palabra del Señor.
Salmo responsorial
Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R/.: 4)
R/. Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.
R/. Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.
Segunda lectura
Aquí estoy para hacer tu voluntad
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 5-10
Hermanos: Cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres
sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas
holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el
libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.”» Primero dice: «No
quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas
expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para
hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para afirmar lo
segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por
la obla¬ción del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
Aleluya
Lc 1, 38 Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.
Evangelio
¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi Señor?
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,
3 9-45
En aquellos días,
María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró
en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu
Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo
que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
Palabra del Señor.
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