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söndag 16 december 2012

Tercer Domingo de Adviento-carta pastoral




Carta pastoral en el domingo de la vida


Durante este año de la fe todos nos maravillamos por todo lo que Dios nos da a través del incalculable regalo de la fe. “Estad siempre alegres en el Señor”. Una vez más quiero decir: alegrense, que el Señor está cerca( Fil 4,4). Por la fe, algo de la alegría eterna de Dios se infunde en nuestro interior  y nos da un eficaz antidoto  contra la melancolía y la oscuridad,  de lo contrario ello se apodera de las personas. El desanimo es una enfermedad bastante común  que sólo la Buena Nueva del Evangelio  puede curar. En la luz de Cristo, podemos ver toda la vida como un regalo. El Dios vivo nos muestra  veneración por la vida. Toda vida humana tiene un valor que nadie  puede alterar y una dignidad que nada ni nadie puede violar.  A cada momento recibimos la fe, la esperanza y el amor que nos dan una clave interpretativa de toda la existencia y todo cuanto en ella pasa. La vida, adquiere entonces una total profundidad. Podemos ver todo con la mirada misericordiosa de Dios y por ello no menos a las personas que Dios pone en nuestro camino.

Qué debemos  hacer?, pregunta que escuchamos por tres veces en el evangelio del día ( Lc 3,10-18), y puesto que la propia vida es un regalo de Dios, tenemos que ser más y más conscientes de nuestra tarea por defenderla y protegerla.  Como colaboradores de Dios tenemos todos la responsabilidad  de que, el valor de la vida sea respetada. Por otro lado, debemos  luchar por la vida humana. Ya  desde el primer tierno inicio  en el seno de la madre, sí, mayormente ahí, el ser humano tiene necesidad de protección y apoyo.  Aunque uno sea llamado dinosaurio o atrazado, debemos defender el derecho inalienable a la existecnia de cada ser humano. Por eso, la vida se debe proteger con el máximo cuidado desde la misma concepción: el aborto y el infanticidio son delitos atroces (GS 51), dice el Concilio Vaticano II. Del mismo modo, la Iglesia se ha opuesto firmemente a la pena de muerte. Estamos agradecidos que más y más países anulen este barbaro castigo. Al mismo tiempo nos preocupamos porque la homosexualidad es  amenazada con pena de muerte en algunos países.

Qué debemos hacer? Otra vez debemos plantearnos esta pregunta. El tiempo de adviento es tiempo de conversión,  de eso modo  podemos mostrar con palabras y acciones  que somos guiados por la luz de la fe. Seguir a Jesús significa darse prisa para ayudar a nuestros projimos necesitados, independientemente de quienes sean. Cuantas veces no pasamos de largo o damos la vuelta cuando nos encontramos con una persona mendíga o vulnerable? Cúanto tiempo dedicamos a visitar enfermos y ancianos?. Cerca de nosotros hay siempre alguien que espera justamente de nuestro amor y ayuda. Los débiles y necesitados se encuentran también entre nosotros, en Suecia. Por eso Caritas Suecia realiza un enorme esfuerzo para hacernos a todos conscientes sobre el qué podemos hacer con nuestro prójimo necesitado. No podemos dejar todo al estado y a la sociedad y contar con que otros se hagan cargo de ello.  Nuestra Diocesis y nuestras parroquias necesitan verdaderamente este empeño, para que más creíblemente proclamemos la verdad de la fe. El que tenga dos tunicas que la reparta con el que no tiene, y el que tenga pan que haga lo mismo (Lc 3,11).Esta tarea cartitativa es parte del profundo llamado como cristianos. Sí, un mandato abligatorio si queremos ser discípulos de Jesús. Esto también vale para encontrar el modo y la posibilidad de vivir en servicio del amor. Caritas nos quiere ayudar a ver cómo podemos llegar a ser  voluntarios del amor misericordioso, dando nuestro tiempo, nuestro dinero y sobre todo nuestro corazón a los que nos necesitan. Es maravilloso cuando nos cercioramos de que, realmente podemos hacer mucho por otras personas, aunque aparentemente sea sólo un pequeño gesto de amor.  Todo lo que se hace con amor da fruto. Todo lo que hacemos en el seguimiento de Jesús lo hace  a El,  más amado y honrado. Es importante que nuestras parroquias tengan un perfil más caritativo, de modo que puedan testimoniar que el Señor vive,  y actúa  en su Iglesia. Caritas no es solo una empresa o una organización. Caritas es vivir de y en el amor de Dios. Caritas debe ser una responsabilidad y una alegría de todos. Compartir con los que sufren necesidad es una de las  más grandes motivos  de alegría  en la vida. Y con frecuencia puede ser más fácil para los pobres que para los ricos. Adviento es el tiempo en que nos  preparamos al nacimiento de Cristo. Queremos vaciarnos de todo egoismo para que podamos así recibir al niño en el pesebre con gran amor. Nos unimos a la Virgen  María en la espera del nacimiento de su Hijo. Ella que da a luz este niño en su vientre virginal, es así misma, arquetipo de reverancia para la vida humana. Ella es la contrapartida  ante la cultura de muerte que se extiende cada vez más. Ella es una fiel imagen de la atención amorosa de Dios para los necesitados, cuando se va presurosa a la montaña para ayudar a Elizabeth (Lc 1,39-40). Así vemos en María un verdadero icono de lo que es la caridad de Dios. Ella puede ayudarnos a conseguir esta profunda reverencia por la vida humana para que también nosotros valoremos al ser humano que Dios pone en nuestro camino. Caritas no es sólo una bonita palabra y concepto. Caritas es el modo de vivir en Jesús y en el seguimiento de María. 

Qué debemos  hacer? Pregunto  por tercera vez en esta carta pastoral. Con un saludo caluroso les dejo esta pregunta a todos y cada uno de ustedes queridos creyentes, hermanas y hermanos. La fe no nos hace pasivos, sino que por ella, recibimos el ardor de vida del Espíritu. La fe sin obras es fe muerta(Jak 2:20). Si verdaderamente vivimos con fe, esta siempre fructificará en las obras. En su providencia. Dios ha preparado su obra y  sólo espera de nosotros  que esta  llegue a ser realidad. Dios mismo nos encuentra, frecuentemente, encubierto bajo la figura de nuestro projimo necesitado, que espera de nosotros. Es una increíble alegría para nosotros cuando somos conscientes de que Dios quiere usarnos a todos en su servicio a los necesitados.  El tiene una gran confianza en nosotros y espera verdaderamente que, nosotros contribuyamos activamente al servicio de  la vida y de los seres vivientes.  Notros mismos elegimos sobre el qué queremos hacer pero nadie de nosotros puede liberarse de su responsabilidad. Jesús se ha identificado en alto grado con los débiles y oprimidos, con los despreciados y olvidados. Si no somos capaces de reconocerlo  a El en ellos,  tampoco El nos podrá reconocer  como sus hermanos y hermanas 


Obispo Anders Arborelios 


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