GUADALUPE. Un signo palpable de la Encarnación del Verbo; del Dios que se hace uno entre nosotros y que refleja, que las semillas del verbo estan ya sembradas en toda cultura.
María de Guadalupe es el gran ejemplo de evangelización e inculturación a la manera de Dios; desde el profundo misterio de su abajamiento a cada persona, pueblo, cultura, nación y en sí a toda la humanidad.
LA IMAGEN ESTAMPADA DE LA GUADALUPANA. Detalles de la Imagen, desde el punto de vista indigena.
SU APARIENCIA. Indica a Juan Diego que ella no es una española, sino una indigena. Su hermosura dejó atónito a Juan Diego. Tenía un rostro joven con ojos maduros y una sonrisa llena de compasión. Para el azteca, el rostro era la identidad misma de la persona.
TUNICA. El rojo pálido era el color de la sangre derramada por los sacrificios. El color de Huitzilopochtli, el dios que da y ppreserva la liva. Para el azteca era el color de oriente, donde el sol sale victorioso después de haber muerto durante la noche. El color es signo de un nuevo comienzo. Con la sangre del pueblo derramada, empezaba algo nuevo. El azul verde era el color de Ométeotl, madre-padre de los dioses, origen de todas las fuerza naturales y de todo o que existía. Era también el color de la realeza, uso que se reservaba a las divinidades y a los reyes. En sí mismo significa la fuerza que une las tensiones opuestas. El azul-verde en María de Guadalupe siginificaba que venía de la divinidad y era la unidad de dos fuerzas opuestas.
LAS ESTRELLAS Y EL MANTO. Uno de los sabios indígenas había interpretado el final de una civilización, 10 años antes de la conquista, la presencia de un cometa. grupo grande de estrellas que movía el espacio. Ellos vieron en María el principio de una nueva civilización.
EL ÁNGEL QUE SOSTIENE A LA SEÑORA. Para el indígena, sólo personas muy importantes eran transportadas en los hombros de otro. El hecho de que la Virgen llegó llevada por criaturas celestes, significaba que había venido por sí misma, y no por los españoles. Según el concepto del tiempo azteca, cada período estaba a cargo de un dios. Así, después de la muerte de su propia civilización, ahora venía una nueva: la era de la Señora.
LOS RAYOS DEL SOL. El dios sol era el principal en el panteón (lugar de los dioses). El hecho de que la Señora oculte al sol, pero no lo extingue es muy importante. Ella es más importante que las demás divinidades de los indígenas, sin embargo, no eclipsa completamente el sol.
POSICIÓN DE LOS OJOS. Aunque la señora era la más importante entre los más importantes, no era una orgullosa e indiferente a los asuntos de la gente común. tampoco mostraba la impersonalidad de los dioses mayas, ni la presencia enmascarada de los dioses aztecas. Era hermosamente humana. Tenía los ojos bajos, miraba al pueblo y le permitía reflejarse en sus ojos. Era una mirada llena de piedad y compasión. Para el mexicano el rostro era el reflejo del interior. Su rostro estampado en la tilma, era lo que sería su constante mensaje personal a todos los que vinieran a ella y la miraran. de ahí que con frecuencia se ha dicho que Nuestra Señora de Guadalupe, no es alguien a quien se le reza, sino alquien a quien se le contempla. En la contemplación de su rostro se descubre su mensaje viviente de compasión y de prometida protección.
EL CINTURÓN NEGRO DE LA MATERNIDAD. Era señal de una mujer en cinta. Un niño era lo que ella ofrecía al Nuevo Mundo y a todos los pueblos que moraban en él. En la imagen guadalupana se observa una cruz indígena, exactamente en el lugar del ombligo, considerado para el mundo indígena, dentro del orden cósmico. De ahí que dicho símbolo indicaba que el nuevo núcleo del universo sería lo que nuestra Señora traía dentro de sí, y lo que estaba centrado en su vientre. Por lo tanto, así como en Lucas, el vientre de nuestra Señora se convierte en el templo de la nueva presencia de Dios quien vive plenamente en la persona de su Hijo hecho carne por medio del cuerpo humano de María. La cruz cristiana se ve en el broche que nuestra Señora traía en el cuello, lo que mostraba que nuestra Señora, era una de las indígenas, y que al mismo tiempo nos traía a Cristo, como una de sus más fieles seguidoras.
RESUMIENTO. La imagen dice a los indígenas americanos que es una de ellos, que ofrece compasión (rostro), y que une en sí misma las tensiones opuestas (manto). Ella es más grande que sus dioses, pero ella no es un dios que introduce una nueva era. Ella es una madre preñada que ofrece a la humanidad a quien ella lleva dentro de sí; y misteriosamente, ella misma ha sido liberada del poder del maligno por la muerte de Cristo en la cruz. Por lo tanto, aunque estemos hablando de una imagen de María, es en realidad una hermosa presentación Cristo-céntrica de la Encarnación en el suelo americano. Una vez más, por medio de María es que Dios recibirá su rostro y su corazón humano. Será una mujer de esta tierra que dará a Dios hecho hombre sus características humanas para que El pueda vivir entre nosotros. No vivir como un extraño, sino como uno de nosotros.
EL DRAMA
Juan oyó una música muy hermosa. Para el indígena la música era señal de la presencia especial de un poder Creador. Cuando Juan Diego escucha esta música piensa que está en el paraíso. Sólo la música era capaz de comunicar la verdad. Era el único medio de comunicación divina. De alguna manera el indio se encontraba en la presencia de dioses.
Juan Diego, Juan Dieguito. Era uno de los vencidos. Un indígena de clase baja, al que se le llama con ternura. El diálogo indica claramente que el se consideraba como un "nadie"- NO SIRVO PARA NADA.
Cumbre del cerro. Y no cualquier cerro, sino el del Tepeyac, donde había estado el famoso santuario de Tonantzin, donde habían venido los mexicanos de lejos y de cerca para venerar a la madre de los dioses y de todo el que vive.
La conquista había sido una tremenda victoria para los españoles, pero para los mexicanos fue un desastre catastrófico que produjo el fin de una civilización, y ahora en el mismo sitio en donde el aspecto femenino del único, todopoderoso espirítu creador había sido venerado antes, comenzaba algo nuevo.
Madre del verdadero Dios por quien se vive. Con esta expresión la Reina se identifica con Ometéotl, supremo e invisible poder creador. Ella era, quien con el que lleva en su seno, llevaría el nuevo orden, la nueva existencia.
El Creador del cielo y tierra. Referencia al Dios invisible que había dado la vida a todo lo que existe, sosteniendo las cosas en el tiempo y el espacio.
Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para que en el....Después de haberse identificado con el pueblo, como una de ellos, comienza a dar su mensaje. "templo" es una petición que pide mucho más que un templo físico. Los misioneros había hecho todo lo posible por construir templos físicos. Habían orado, ayunado y sentido muchas frustraciones. Pero lo que la Señora pedía era el Templo VIVIENTE de la concienca colectiva. LA NUEVA RAZA.
Para en él mostrar todo mi amor y compasión, auxilio y defensa, pues yo soy tu piadosa Madre. A tí, a todos los que están contigo, a todos los moradores de estas tierras y a todos los que me amen, que me invoquen, me busquen y en mí confíen. Escucharé sus lamentos y remediaré todas sus miserias, penas y dolores. Parece el mensaje central. La Señora era una de los vencidos. No era una española. Era de origen celestial. Era pura y sin mancha. Era de verdad la inmaculada, madre del nuevo pueblo. La madre que vino a sus hijos en su momento más difícil, cuando su mundo se estaba acabando, cuando ya no tenían razón para vivir y cuando simplemente querían morir. Pueblo sufriente, simbolizado en la figura de Juan Diego. Esta madre compasiva remediará las peores miserias, penas y lamentaciones causadas por la conquista.
Guadalupe responde a los instintos más profundos del alma del americano: la obsesión por la legitimidad y el sentimiento de ser un pueblo huerfano. Así, en la Virgen del Tepeyac, los mexicano encuentran la realización de sus más íntimos anhelos.
Dile al obispo. El vencido es ahora quien informa al grupo conquistador. El cambio de poder no se dio por la fuerza militar, ni por argumentos intelectuales, sino por la compenetración de símbolos que los dos grupos entendían. Por fin, después de años de lucha y de oración, el diálogo humano empezó. los dos mundos pudieron dialogar por medio de una constelación audio-visual de signos que combinan ingeniosamente el simbolismo y la mitología de ambos grupos.
el diálogo empezó de un modo insospechado. El débil fue quien se acercó al poderoso con el que llegaría a ser el instrumento del diálogo: la imagen del Tepeyac. Esto marca el principio de la reconquista. Un nuevo poder había irrumpido en la tierra y este le daría una nueva identidad y dignidad al pueblo conquistado.
El obispo había estado implorando la ayuda divina. Ahora la recibía de una manera totalmente inesperada.
Flores. La Señora no podía haber dado una señal más poderosa para los mexicanos que las flores. Las flores y la música eran el modo supremo y más perfecto de comunicar algo. La presencia del Dios invisible y todopoderoso podía ser expresada por emdio de las flores y el canto. Para el mexicano antiguo, las flores siempre habían sido señal de la verdad absoluta y de la vida más allá de la muerte. Las flores por lo tanto, comunicaron el significado esencial del mensaje completo de la Señora. De las cenizas de sus templo y santuarios destruídos y de la sangre de su pueblo, derramada y vertida en la tierra, un nuevo pueblo se levantaría ahora. Los misioneros habían soñado con un pueblo nuevo, con un mundo nuevo, con una Iglesia nueva, pero no de esta manera insospechada que sobrepasaría sus planes y las esperanzas de los mejores de ellos. Por fin ahora, la voz del vencido y del débil sería escuchada.
En sí, es desde los pobres de los que habla el evangelio, desde donde el proceso de conversión empieza. Los pobres son los heraldos de la humanidad. Este reto crítico de nuestra Madre, compasiba y liberadora, a los poderosos de cualquier momento y lugar en las Américas hoy en día continúa siendo la voz y el poder dinámico de los pobres y oprimidos de las Américas, que gimen y se afanan por una existencia más humana. La presenciad e esta Madre es algo que da energía, significado, dignidad y esperanza al marginado y angustiado de nuestra sociedad. Su presencia es el nuevo poder de los débiles para triunfar sobre la violencia de los poderosos. En ella, las diferencias se asumen y se llevan a un proceso catártico de un encuentro cultural religioso entre Europa y América, el cual ya empezó, pero al que le falta mucho por terminar. Ya empezó y está en proceso, este es el milagro del Tepeyac: una verdadera Madre -Reina de las Américas.
La preevangelización de los misioneros llegó a su climax. Igual que Cristo vino al mundo en Belén; ahora Cristo vino al Nuevo Mundo en el Tepeyac. Se encarnó plenamente en las Américas.
María de Guadalupe es el templo en quien y por quien la presencia salvadora de Cristo continía encarnándose en el suelo de América. Por su mediación Dios se ha abajado a los humildes y sencillos y su brazo llevó a cabo hechos heroicos. (Lc 1, 51)



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